ICARO: EL CANTO MEDICINAL DE LA SELVA
Autor: Arnaldo Quispe
La primera cosa que nos viene en mente cuando escuchamos la palabra “icaro” es un personaje mitológico de la antigua Grecia: Icaro, que es hijo de Dédalo, el célebre constructor del laberinto de Creta. Según el mito de Dédalo e Icaro, ambos son encarcelados por el Rey Minos en una de las torres más altas de Creta. Dédalo gracias a su ingenio ideó una manera de escapar, volando por aire gracias a una alas que había inventado con el uso de plumas, cera e hilos. Cuando ambos habían alcanzado vuelo y la libertad, Icaro no haciendo caso de las sugerencias de su padre de volar alto, levanta vuelo exageradamente, con lo cual el Sol derrite la cera de las alas y cae al mar. El lugar donde cayó fue llamado posteriormente Icaria.
Sin embargo, “Icaro” es una palabra empleada en la Amazonía occidental que nada tiene que ver con la mitología griega. Pues viene siendo usada desde tiempos inmemoriales para designar el canto o la acción de “cantar para curar”, de los maestros curanderos o chamanes de la selva amazónica. No se ha encontrado que exista una traducción a algún dialecto o lengua nativa, ni hay evidencias que dicha palabra proceda de alguna adaptación de alguna lengua extranjera, a pesar que se cree que sea una adaptación deforme de la palabra “cantar”. Lo que sí parece ser común es su empleo concreto en toda la cuenca amazónica peruana, de norte a sur y de este a oeste. Se usa en singular y plural, el verbo amazónico “icarar” significa “cantar para curar”. Se trata de un regionalismo y por lo tanto el verbo usa todas las variantes de la palabra como si fuera un verbo regular: Icararando, Icarada, Icarerá, Icararemos, etc.
Mientras el Icaro en la mitología griega se pronuncia como como palabra esdrújula, dándole el acento a la antepenúltima sílaba, la “Í”; El uso en la Amazonía varía pues el peso del acento recae en la penúltima sílaba, la “ca”, es decir es una palabra grave y no lleva acento. En algunas versiones se modifica la consonante “c” por la “k”, cambiando solo la letra más no la pronunciación.
La mayoría coincide en que el significado regional de la palabra “Icaro” hace referencia a “canto”, pero es un tipo de canto propio y hasta exclusivo de las personas que empíricamente ejercen una posición en la medicina tradicional. La gran variedad de maestros curanderos empíricos y “chamanes” concuerdan en un significado común que pasa por la acción o acto de cantar del curandero, “para curar”. En otras palabras el Icaro es el “canto medicinal”, o mejor el canto o conjunto de sonidos emitidos con un propósito común: “curar”.
Curar en en el contexto amazónico se traduce como dar salud o bienestar. Cuando un curandero de la Amazonía habla de curar, nos está diciendo que debe “quitar el mal”, ya que se piensa como en otras medicinas tradicionales, que el mal procede del mundo externo y que primero ataca el espíritu antes de posicionarse sobre el cuerpo físico.
El icaro puede definirse como el canto medicinal de la Amazonía peruana, que acompaña las sesiones de los maestros curanderos y chamanes, presente en todo el proceso curativo, se canta o se icara constantemente, pues el canto alivia el alma, consuela y tranquiliza al paciente. El canto es una herramienta que se usa continuamente. Se icara en todo el proceso de salud, desde la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y hasta después.
El Icaro posee la energía de la curación y del chamán, este deposita en sus icaros sus intenciones de curar, las personas escuchan icaros que han sido inspirados en episodios de vida, cuentos, visiones e imágenes arquetípicas que con el pasar del tiempo van obteniendo un significado propio y un valor medicinal. Cada icaro representa una intención positiva, ha sido creado para ello. Para producir salud y bienestar.
Los icaros son canciones compuestas por un curandero, cada una tiene una matrix, pero al ser transmitidos oralmente, se han ido modificando pasando de generación en generación: de maestros a discípulos, de padres a hijos. Hay icaros que tienen una historia importante y un gran valor medicinal. Cuando un icaro trasciende el individual entra en la frontera del incosciente colectivo y se convierte en patrimonio universal. Los icaros con el pasar del tiempo presentan mutaciones, cambios, agregados, variantes que de alguna forma tratan de ayudar a preservar el siginificado de los icaros originales. Se trata de un contexto en donde no se considera el error, no hay prejuicios por escuchar cantar un icaro con un tono o melodía diferente. La cultura amazónica presenta una característica flexible en ese sentido, permitiendo que los icaros se adapten a los tiempos modernos y puedan ser escuchados aún con variantes en otras culturas o tradiciones.
Los icaros son inspirados por los chamanes e iniciados en la medicina tradicional amazónica con un punto de partida que puede ser: una sesión ritual, un ritual de paso, un retiro, una purga, el uso de una planta maestra o de la manera más espontánea cuando se sueña o se vive una experiencia singular. No hay pautas ni reglas sobre como componer icaros, pero si se trata del contexto de medicina tradicional estos conservan el ritmo propio de la Selva, que nos recuerdan por una parte al género de música tropical peruano, con fondo de melodías, silbidos y tatareos que de inmediato nos hacen evocar situaciones, cosas o lugares del bósque amazónico. Por otra parte, los icaros se relacionan con los sonidos emitidos por la propia selva: desde aves, monos e insectos, hasta la imitación del sonido de la lluvia, el viento, las tormentas, el fuego o el paso del río. Las adaptaciones y variantes actuales conservan mucho del sentido y valor original de icaros cantados de antaño.
En los tiempos actuales encontramos que los icaros amazónicos forman parte de un repertorio de música de “nueva era”, en muchos casos se canta como parte de un concierto musical espiritual, en donde es común encontrar canciones religiosas, de trova, relajantes, carismáticas y hasta románticas. Hoy por hoy, en un mundo globalizado se canta en diversas lenguas, se combinan con mantras, danza y canciones de medicina de otras tradiciones. Todo es parte del concierto de la vida y muchos elementos pueden estar presentes en una singular sesión. En ese sentido los icaros no son ajenos al uso indiscriminado y generalizado de masas.
El uso de acuerdo al “contexto ritual tradicional”, es quizás la única manera en que los icaros se conservan intactos y puros. El uso bajo estas pautas implicaría el empleo del canto exclusivamente por los iniciados en medicina tradicional y por los chamanes indígenas, mestizos o blancos. la raza no influye si se conserva la esencia del espíritu del bósque. El icaro cantado en estas condiciones implica respeto al contexto, a la tradición, al espíritu de las plantas y sobre todo a la cosmovisión de una tradición que hoy se abre al mundo con sus artes medicinales, recursos botánicos y cultura milenaria.
Fuente: www.takiruna.com